Chang Kuo-lao era un famoso ermita que se resistió a todos los intentos para que fuera a la capital. Por fin, realizó un viaje, a petición de la emperatriz Wy, pero al llegar al templo, cayó muerto. Su cuerpo se corrompió y fue devorado por los gusanos, pero pese a todo ello, resucitó. A partir de entonces, viajaba en un burro mágico que se podía doblar como si fuese un papel.